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10 de Septiembre 2004

Anoche el tiempo transcurría muy despacio y la música sonaba muy hermosa. Como ayer vi “La boda de Muriel” tengo sus canciones rondando por la mente todavía. Tus besos me suenan a “Waterloo” y a “Fernando”, cuando susurran que los enamorados protagonistas no tenían miedo a perder y se arriesgaron… ¿cómo nosotros? porque ya sabemos la fecha de caducidad de esto que estamos cocinando. Tengo recuerdos cinematográficos de la noche, recuerdos “hitchcockianos”, de grandes planos detalle: detalle de tus labios, dulces y húmedos, besándome tiernamente, de tus ojos azules mirándome con dulzura, de tu sonrisa, amplia, sin complejos (cuándo sonríes se te esconden los ojos, se te achinan…) Tengo recuerdos de roces y olores, intensificados por la dulce ambrosía del tiempo, de tus brazos rodeándome por la espalda y tu cabeza apoyada en mi cuello, de tu respiración, de la intimidad con que me tratabas ¿de verdad nos conocemos desde hace un par de días? Anoche tuve la sensación de que el mundo paraba un instante para acelerarse al siguiente, que nos llevaba al futuro, a un futuro en el que tu eres el hombre de mi vida y estamos juntos, en el mismo sitio, y me tratas con la familiaridad, la dulzura y la intensidad con la que me trataste anoche, simples desconocidos tu y yo. Recuerdo un momento en el que todo se para. Levantas la cabeza. Me miras (tus ojos son azul Microsoft) Me pides que te lleve a un sitio más íntimo. Más oscuro. Me levanto. Pago. Y todo se precipita y cobra una velocidad de vértigo: las respiraciones entrecortadas, las miradas huidizas, las manos temblorosas, muy abiertas intentan conocerlo todo del otro. Luego todo para. Me miras. Me abrazas. Tan fuerte. ¿Por qué tan fuerte? Cómo si quisieses que yo te envolviese. “ojalá no estuviéramos tan lejos de tu casa…” te dejo caer… “ojalᅔ me respondes. Vamos a dormir. Ya en la calle me coges la mano. Me miras de reojo. Caminas ligero, despreocupado ¿Cómo puedes tener tanta seguridad en ti mismo? A veces sueltas mi mano y rodeas mi cintura, me besas, nos detenemos en los portales, cuanto más oscuro mejor… vuelve la precipitación… por unos segundos tan solo… vamos a casa (respiración agitada) si, será mejor… mañana llámame... lo haré, un beso! Hasta mañana, hasta hoy.

Esto me recuerda una historia pasada… dicen que la historia se repite… pero no del todo, han pasado dos años, yo soy dos años más viejo, tengo dos años más de experiencias, de fracasos y de victorias, tengo dos años más de prejuicios, de temores, de pereza… y la misma ilusión fresca del primer día…

Escrito por Rufi en a las 10 de Septiembre 2004 a las 07:57 PM
Comentarios

Dio mio... vaya cuelgue que has cogido...

Escrito por Tanita a las 11 de Septiembre 2004 a las 02:31 PM

De nuevo una vivencia propia reflejada en palabras de otra persona...

"Los caprichos pueden ser perdonados,pero es un crimen despertar una pasión duradera para satisfacer un capricho"

No más compadre!!!

Escrito por Soraya a las 17 de Septiembre 2004 a las 01:23 AM
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