A Michael Jackson no le afectan ni la subida de las hipotecas ni los precios prohibitivos de los pisos, y no lo decimos porque tenga una fortuna, porque en los últimos años sus continuos pleitos le han dejado las cuentas corrientes en números rojos. La razón por la que el cantante esquiva las dificultades inmobiliarias que agobian al común de los mortales es que una ciudad búlgara en la costa del Mar Negro le acaba de regalar un terrenito para que en él se construya una vivienda.
La parcela en cuestión se encuentra en Nessebar, ciudad patrimonio cultural de la Humanidad según la UNESCO. El primero ha sido Michael Jackson, pero los concejales estudian la posibilidad de extender su invitación a otras estrellas de la música y el cine y convertir su localidad en la Marbella del Mar Negro.
La noticia ha supuesto un respiro para el cantante, que, al igual que en su videoclip más popular, vive un thriller en su vida personal.
Jackson tendrá que reunir 700 mil dólares para pagar como indemnización a su ex consejero, Marc Schaffel, que le demandó por incumplimiento de contrato.
Y como dicen que a perro flaco todo se le vuelven pulgas, cuando el Rey del Pop ya creía levantar cabeza, su ex mujer, Debie Rowe, le demanda por no pagarle la pensión que acordaron en el divorcio. Varios millones de dólares que el cantante debería a su ex mujer y por los que ahora vuelve a enfrentarse a los tribunales.
Con tanto disgusto no es de extrañar que al Rey del Pop le entren ganas de hacer las maletas e irse a vivir lejos de sus acreedores.