Lo Nuestro ya es vicio

LA JOVEN DE LA PERLA. ARTE QUE IMITA AL ARTE

Griet es una joven de dieciseis años perteneciente a una humilde familia holandesa. Obligada a abandonar su hogar y a trabajar como criada en la casa del pintor Johannes Vermeer, allí entrará en contacto con un mundo de experiencias desconocidas para ella. El maestro Vermeer, misterioso, reservado, rodeado de experiencia y sabiduría, despertará su admiración. La sencillez de Griet, su inocencia, y su intuición para comprender la luz y el color pronto harán que Vermeer se sienta también cautivado por la humilde criada, introduciéndola en el mundo del arte e inmortalizándola como protagonista de uno de los cuadros más fascinantes del autor.

¿El arte imita a la vida? ¿La vida imita a el arte?... En "La joven de la perla" el arte imita a el arte.
"La joven de la perla" es una película que decide negar su naturaleza e intenta ser una pintura, intenta que el espectador la mire como miraría un cuadro y que, consciente de no conseguir esta transformación, se sitúa en un plano intermedio, una mezcla de cine y óleo, que, como toda simbiosis, destaca por sus belleza innovadora.

Vermeer es suave, cálido; íntimo incluso en sus paisajes más amplios, consigue un tono familiar en sus pinturas gracias al exquisito tratamiento de la luz, del color, de las texturas... y, conocedor de esas cualidades, el director (el primerizo Peter Webber) ha querido que "La joven de la perla" sea una película suave, cálida, íntima, sencilla...
El espectador que ve "La joven de la perla" tiene la extraña sensación de estar viendo un cuadro, pero un cuadro que se desborda, que se extiende más allá de los límites del marco y que consigue combinar la magia de la pintura con la magia del cine: el espectador puede dejarse llevar y entrar en la película, ser un personaje omnisciente de la trama, vivir en Delt, percibir con los cinco sentidos la magia de la época y desear ser trasladado durante los 95 minutos que dura la proyección a la Holanda de Vermeer, de las tablas flamencas, de los canales... a la Holanda de "La joven de la perla". Lo más fabuloso de la película es que no muestra el entorno de Vermeer tal como debió ser, lo plasma tal como el autor lo debió ver.

Como suele suceder, la "aparente" sencillez que inunda "La joven de la perla" es fruto de un extenso trabajo, conseguir la iluminación más conmovedora e íntima, la iluminación que hace sentir más cómodo al espectador, que más le familiariza con la trama gracias a su esencia de "déjà vú", una verdadera obra de ingeniería... ofrecer los decorados, el vestuario, las costumbres más acordes con la época, una titánica labor de documentación... conseguir que todos los actores borden su actuación con sencillez, sin histrionismos, sin gestos que destaquen y que conmuevan por sí mismos, pero con la precisa perfección que les hace pertenecer plenamente a una época, comunicar con una mirada, llenarse y llenar al patio de butacas de sensualidad y sentimientos complejos y extraordinariamente matizados... algo sobrenatural solo posible para intérpretes, en su mayoría, curtidos en el teatro británico.

"La joven de la perla" es una caricia, un susurro que hay que recibir sin prisas, relajado, dispuesto a degustar hora y media del mejor cine británico de los últimos años. "La joven de la perla" es cine pictórico, inmensa y esencialmente visual, en el que lo que se dice no tiene la mayor importancia porque lo primordial es lo que se siente a través de la vista, lo que la película puede llegar a transmitirte por medio de una mirada, de un gesto... la cantidad de sensaciones que puedas llegar a desarrollar y conseguir viendo la película... "La joven de la perla" cautiva y emociona, pide que la descubran, que el espectador se acerque a ella con paciencia, admiración y curiosidad, que el espectador la observe como el amante del arte que atraviesa el pasillo de un museo para contemplar de cerca una pintura que le ha cautivado con su increíble e inconmensurable belleza.

LO MEJOR: LA INTENSA Y ENIGMÁTICA FOTOGRAFÍA DE EDUARDO SERRA, A LA ALTURA DE GRANDES GENIOS DE LA ILUMINACIÓN COMO CONRAD HALL, VITTORIO STORARO O CHRIS MENGES. NOMINADO EN EL 97 POR "LAS ALAS DE LA PALOMA" ESTE AÑO LA ACADEMIA LE CONCEDERÁ EL OSCAR CASI CON TODA SEGURIDAD. LAS EXCELENTES INTERPRETACIONES DE LOS ACTORES, SINCERAS, SOBRIAS, SIN EXCESOS. LA DECORACIÓN, EL VESTUARIO... TODO AQUELLO QUE CONTRIBUYE A QUE EL ESPECTADOR SIENTA QUE ESTÁ VIENDO EL PASADO A TRAVÉS DE UNA VENTANA.
LO PEOR: QUE SU SENCILLEZ Y SU EXQUISITA LENTITUD HARÁ QUE PASE DESAPERCIBIDA PARA EL PÚBLICO (QUE EN ALGUNOS CASOS LA TACHARÁ DE LENTA Y ABURRIDA) Y QUE DENTRO DE UNOS AÑOS NADIE SE ACUERDE DE ELLA Y TENGA QUE SER RE-DESCUBIERTA POR GENERACIONES VENIDERAS.