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23 de Marzo 2004

CUENTOS

Los cuentos de hadas surgieron en la Edad Media con la finalidad de enseñar a los niños como era la vida en realidad: cruel, despiadada, injusta. Era una función eminentemente comunicativa. Con los siglos y las nuevas circunstancias sociales, los cuentos fueron evolucionando hacia su forma actual.

En el siglo XVIII seguían teniendo ese aire triste, pero con otros matices. Fue el tiempo de Perrault, Andersen, Calleja, los hermanos Grimm, etc., que sobre la base folclórica, que también reformaron, escribieron nuevos cuentos como El gato con botas.

Con el tiempo llegó el cine y encontró valiosos leit motives en aquellos cuentos. Algunas de las adaptaciones más famosas son las realizadas por la factoría Disney desde los años 30. Son historias en las que se abandona toda la crueldad de los relatos originales y sus reelaboraciones, pero sin perder por ello el valor comunicativo, debidamente edulcorado. Los colores pastel, las canciones y demás se encargan de atemperar el mensaje. Los valores, más que de supervivencia, pasan a ser familiares, porque al cine se iba en familia. El resultado es la pervivencia de los cuentos, pero sin su valor de brutalidad.

Los símbolos de los cuentos no son casuales: la caperucita roja y el huso de la bella durmiente, aluden a la menstruación, al paso de la infancia a la vida adulta. Esos símbolos han ido cambiando con el paso de los años.

En el cine se han visto diversas adaptaciones de cuentos: desde las infantilonas de la Disney a otras más duras, más psicoanalíticas y freudianas.

"Hay algo en él que no es igual
Pues era un bruto desgarbado y un patán
Y ahora es un sol, no sé por qué
No descubrí todo lo bueno que hay en él..."

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS (WALT DISNEY, 1932)
Es la película más vista de la historia del cine. Los colores, las palabras, las canciones, los comportamientos... todo contribuye a dulcificar el cruel cuento original. En las primeras versiones nadie cantaba en los cuentos. En la versión de Disney, las canciones dicen cosas como que "trabajar es fenomenal" y todo el mundo colabora. Los mensajes cantados son los más persuasivos. Entre los colores destaca la práctica ausencia del negro.
La edad de Blancanieves es indefinida, lo que también cumple una función.
Los enanos son personajes frecuentes en la literatura. Todos guardan o buscan tesoros, son muy trabajadores y hoscos, como si custodiaran algo que no quieren que los demás conozcan. Acercan a la tradición alquímica. Siempre están cerca del oro, son mineros y todo lo que han sacado lo guardan y lo custodian.
El agua, en este tipo de relatos, siempre está presente como parte del decorado.

La relación entre cuentos y cine es tradicional, sobre todo en la vertiente premeditadamente dirigida al público infantil. Pero también hay una filmografía abundante enfocada desde una perspectiva adulta. Ya se daba en la época de cine mudo.

EN COMPAÑÍA DE LOBOS (NEIL JORDAN)
En los años 80, Neil Jordan produjo una adaptación de Caperucita interpretado las distintas claves contenidas en el cuento desde una perspectiva psicoanalítica. Al igual que sucede con las tragedias griegas, el mundo aparentemente inocuo de la literatura infantil está plagado de simbolismos sobre la mente humana, sumamente inquietantes.
Jordan proviene de la literatura, campo en el que era un destacado autor. Su carrera en el cine empieza como ayudante de dirección de John Boorman en Excalibur. No es una carrera muy prolífica, pero ha destacado como guionista y como director: Juego de lágrimas, Nunca fuimos ángeles y Entrevista con el vampiro, entre otras.
La película que le abrió las puertas del cine es la adaptación que mencionábamos antes: En compañía de lobos, que en una primera lectura no es más que una recreación del cuento de Caperucita. Pero Jordan va más allá, mezclando hábilmente en la superestructura, en el contexto de la narración otros cuentos, dotando de homogeneidad al conjunto. Así, incorpora la leyenda del hombre lobo, referencias a Lewis Carroll y las Alicias y alguna más lejana al mundo de los autómatas y los vampiros.
Lo fundamental es que da una visión más adulta de Caperucita, que en la película es una adolescente que asiste a su despertar sexual. En sus relaciones paterno-filiales, sus padres representan la sociedad institucionalizada que marca unas normas entendidas como la ortodoxia reglamentaria que Caperucita, consciente o inconscientemente, trasgrede. Es la adolescente que quiere ser adulta, con todos los peligros que ello conlleva. "No te salgas del sendero", le dice su madre. Y sin embargo, frente al lobo, es éste quién lleva las de perder.

2693-1.jpgLa historia está repleta de una iconografía simbólica: animales, decorados, vestuario... son más que simples adornos. Algunos de los símbolos están influidos por la pintura renacentista y barroca, como los animales blancos, que simbolizan la inocencia y la pureza y los sapos, que son todo lo contrario. Una mujer (a veces un hombre) con un sapo encima es una alegoría de la sensualidad incontrolada, irracional, viciosa.
El paisaje nevado también tiene su simbolismo. Jordan no tiene inconveniente en que se note que el desarrollo es en un decorado, para que el espectador se imbuya de esa atmósfera onírica y de cuento. Cinematográficamente enlaza con el expresionismo alemán y sus decorados psicoanalíticos. En esta película también habrá mineros, con su correspondiente enlace con la alquimia.
La imagen comienza sobre un conejito blanco en primer plano cuando Caperucita inicia su itinerario. El sapo es una señal de alerta frente a la pureza de la nieve. Aparece el lobo, asustando a la protagonista y se inicia un diálogo lleno de dobles sentidos. El lobo no deja de girar en torno a ella, demostrando que es quién controla la situación. Además, Jordan se vale del viejo truco de introducir al personaje maligno desde una postura estática que luego pasará a movimiento. Es una vieja forma de aumentar la tensión.
Toda esta escena parece escrita por Nabokov, por sus dobles sentidos y su sensualidad contenida. La apuesta, brújula contra beso, consiste en que el lobo llegará antes con su brújula que Caperucita por el camino ortodoxo. El cuervo que acecha es un nuevo símbolo premonitorio.
La abuela reconoce al lobo y se enfrenta a él, que le pega un bofetón y le vuela la cabeza del golpe.
Llega Caperucita y ve la sangre que le vertida previamente por el lobo (lo que enlaza simbólicamente con el color de su caperuza). El lobo le dice que la abuela ha ido a por leña y ella desconfía, pero no parece molesta por su presencia, ni si quiera se asusta cuando descubre que él mató a la abuela. él le arrebata el cuchillo y la capa y le dice que queme la segunda: quiere que queme las capas de su educación para que aflore su verdadero yo. La niña no siente miedo, sino que lo trata con igualdad y sin sentirse molesta por las insinuaciones del otro. Se compadece de los lobos que están fuera, en el frío, y le dice al malvado que también él le da lástima. Entonces le dispara, pero no le da. A la pregunta de si es hombre o lobo, él responde que es ambos (referencia a Alicia tras el espejo).
El lobo ha ganado la apuesta, así que reclama su prenda. Ella le rechaza por sus dientes ("son para comerte mejor"). Caperucita no vuelve a errar el tiro y el licántropo se convierte finalmente en lobo.

Con esta cinta, Jordan demuestra que la vida actual sigue teniendo formas de violencia que dan valor a los cuentos en su forma original, aunque esa violencia sea ahora más psíquica que física. Es algo que la publicidad tiene muy claro.

Escuchando: Con la luna llena - Melendi

Escrito por Tanita en Cine y TVMinutos culturetas a las 23 de Marzo 2004 a las 12:17 PM
Comentarios

y qué pasa con Peter Pan?

Escrito por Xtina a las 23 de Marzo 2004 a las 05:02 PM
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